¿No es la primavera la estación más esperada del año? Los tobillos blancurrios deseando dejarse besar por el sol, las caras de la gente mirando arriba como las de los girasoles, el terraceo, las tardes infinitas que terminar en cualquier parte... Los colores, la luz. Para mí, la primavera a Madrid le sienta de maravilla.
Mi plan es sencillo:
Buscar ratos de sol y no hacer nada en concreto.
¿Una escapadita al campo? ¿Un paseo por el Parque del Capricho que tengo tantas ganas de conocer? Igual las dos, igual ninguna. Ya iremos viendo.
Dormir. Vaguear. Hacer el perraco.
Decidir que hace un día precioso para verlo desde la ventana. Esa sensación de rey del mambo que te invade al sentenciar que el mundo puede esperar. Los buenos días también están para desaprovecharlos.
¡A desaprovechar!